miércoles, 26 de abril de 2017

LA DIETA EN EL AUTISMO INFANTIL


En el marco del mes de la infancia, es muy importante acercar la evidencia actual sobre los tratamientos dietéticos que han sido estudiados como alternativa para controlar o curar el autismo.

El trastorno del espectro autista (TEA) es un trastorno del desarrollo neurológico de por vida caracterizado por déficits sociales, deterioro de la comunicación verbal y no verbal y movimientos repetitivos o intereses circunscritos. Aproximadamente 1 de cada 68 niños ha sido identificado con trastorno del espectro autista de acuerdo con las estimaciones de la Red de Monitoreo de Discapacidades de Desarrollo y Autismo (CDDA) de los CDC. El proceso actual para un diagnóstico clínico incluye el establecimiento de una historia de desarrollo y evaluaciones del habla, lenguaje, habilidades intelectuales y logros educativos o vocacionales. En la práctica, estos métodos conducen a un diagnóstico a una edad promedio de 4 años (West, y otros, 2014).

En la web y en las redes sociales existen gran cantidad de protocolos que incluyen modificaciones en la dieta, desparasitaciones frecuentes, uso de enemas frecuentes, manejo de quelantes, prohibición de la aplicación de vacunas, empleo de suplementos GABA, omegas, L-carnitina, o curas mágicas como es el caso del MMS (dióxido de cloro estabilizado) (aquí un enlace para quienes no lo conozcan: https://lacienciaysusdemonios.com/2013/07/23/el-suplemento-mineral-milagroso-mms-2-0/)  y el uso de cámaras hiperbáriacas; este tipo de procedimientos son defendidos por sus creadores (como el falso Dr Kalcker quien ostenta el título de “Doctor of Philosophy in Alternative Medicine and Natural biophysis”, obtenido en la Open University of Advanced Sciences cuya sede se encuentra en Barcelona, donde consta como un organismo privado cuyos títulos no tienen valor académico y, además, se venden en unos 1.500 Eur. O como Kerri Rivera quien promueve el método DAN! en su Clinica Autismo2 en Puerto Vallarta que funciona bajo la licencia de un médico Alópata con especialidad en Medicina Hiperbárica ya que ella tiene la flamante titulación de Homeópata por la escuela “Los Angeles School of Homeophaty)  y muchas veces también soportados por cantidades importantes de padres que desde su esperanza o ilusión por ver mejoras en sus hijos los practican, los recomiendan y los defienden.

De acuerdo con estos grupos y protocolos el autismo es definido de la siguiente manera: Niños que nacen sanos, pero con Parásitos + Vacunas (toxicos); produce la debilitación del sistema inmunológico, lo que permite la proliferación de los parásitos, sumado a los daños causados por metales pesados (vacunas), lo que genera el Síndrome Autista. La conclusión, es que estamos frente a niños que presentan una parasitosis, junto a una intoxicación de metales pesados.

EL ANÁLISIS DEL PROTOCOLO DE “CURA” DEL AUTISMO
El tratamiento antiparasitario:
·       Tiene que arrancar en la luna llena (según sus teorías, los parásitos tienen un ciclo lunar y bajan al intestino para reproducirse, por esto se debe arrancar en Luna Llena, así se realiza el ataque justo cuando los parásitos migren de órganos a su centro de reunión , el intestino).
·       Incluye Pamoato de Pirantel (Trilombrin, Combadrin) que causará parálisis espástica.
·       Incluye Mebendazol que evitará su alimento (glucosa) y se debilitarán.
·       Incluye Tierra de Diatomea para que cuando los parásitos la ingieran esta se cristaliza dentro provocando la destrucción de la membrana parasitaria sin darles tiempo a detoxificar, además de deshidratar, asegurándonos su muerte
·       Incluye aceite de ricino porque luego hay que sacarlos y esto ayuda.
·       y el enema de MMS oxidará neurotóxicos parasitarios que evacuan al morir.
·       Está extremadamente prohibido el uso de probióticos ya que son alimentos de Parásitos. Un cuerpo muy contaminado NO APROVECHA los probióticos. 
·       Este protocolo se debe hacer todos los meses al menos por un  año ininterrumpidamente o más en dependencia de la aparición de parásitos; cabe señalar que el protocolo señala una desparasitación por 21 días seguidos como se muestra a continuación:
    Día 1:  Pamoato de Pirantel (dosis única mañana) 10 mg/kg, administrados en una única toma junto con algún líquido. Intente por favor comprar los comprimidos (¿quién crees que lo vende?), ya que la solución contiene azúcar y otros aditivos no mencionados que podrían ir en contra del protocolo. Las pastillas se pueden triturar y mezclar con  agua para darse. Lepidium Latifolium “ rompe piedras” dos dosis una en la mañana y otra por la tarde Aceite de ricino 1 hora después del desayuno o inmediatamente después de que se regresa de la escuela. Enema por la mañana (Opcional)  y por la tarde (obligatoria)
·   Día 2-4 :Mebendazol (dos dosis) 100 mg para niños/ 200mg para adultos  ( o la dosis adecuada si son niños pequeños) cada doce horas. Una pastilla por la mañana y una por la noche. Lepidium Latifolium “ rompe piedras” dos dosis una en la mañana y otra por la tarde. Enema por la mañana (Opcional)  y por la tarde (obligatoria)
·   Día 5:Pamoato de Pirantel (dosis única mañana). Aceite de ricino. Lepidium Latifolium. Enema por la mañana (Opcional)  y por la tarde (obligatoria)
·      Dia 6-11: Mebendazol . Lepidium Latifolium .Enema por la mañana (Opcional) 
·   Día 12 al 21 (a partir del día 12 se suspende mebenzadol y se integra el Neem) o sea:  Lepidium Latifolium. Neem  “Azadirachta Indica” . Aceite de ricino. Cada tercer día (uno sí otro no). Enema por la mañana (Opcional)  y por la tarde  (obligatoria)
·   A partir del día 22 se deja de usar lo anterior pero se continúa con las tomas regulares de Dióxido de Cloro (mms), tomas de agua de mar, baños con mms, enemas de ser necesario y probióticos (si ya estamos en un ATEC de 20 o menos ) y los suplementos que estén indicados en el particular caso de nuestro niño (adolescente o adulto)

Sobre la relación entre la parasitosis y la aparición del autismo ¿qué dice la evidencia?
Las infecciones humanas con organismos patógenos transmitidos por los alimentos están relativamente bien descritas en términos de sus síntomas físicos evidentes, tales como diarrea, calambres abdominales, vómitos, fiebre y secuelas asociadas. De hecho, algunos de ellos son fundamentales para el diagnóstico y el tratamiento, aunque debe señalarse que, para algunos patógenos transmitidos por los alimentos, los síntomas físicos pueden ser más difusos, en particular los asociados con algunos de los parásitos transmitidos por los alimentos. Por el contrario, el impacto de estos patógenos en la salud mental está menos bien descrito, y los síntomas como la depresión, la ansiedad y el malestar general se ignoran generalmente cuando se registran infecciones transmitidas por alimentos. A pesar de esto, se acepta generalmente que existen varios trastornos psiquiátricos de etiología desconocida que pueden estar asociados con patógenos microbianos. La depresión, el autismo, la hipocondría y la ansiedad, la esquizofrenia y el síndrome de Tourette probablemente tienen múltiples causas contribuyentes, entre las cuales los patógenos transmitidos por los alimentos pueden desempeñar un papel decisivo o contributivo, posiblemente compartiendo vías fisiopatológicas con otros desencadenantes ambientales. Algunos parásitos transmitidos por los alimentos, como los metacestodos de Taenia solium y los quistes tisulares (bradyzoites) de Toxoplasma gondii, pueden afectar la salud mental al infectar directamente al cerebro. Por el contrario, las infecciones bacterianas y otras infecciones parasitarias pueden contribuir a la enfermedad mental a través del sistema inmunológico y / o influir en las vías de neurotransmisión. Así, citocinas, por ejemplo, se han asociado con depresión y esquizofrenia. Sin embargo, los modelos de enfermedades infecciosas para la psiquiatría requieren una comprensión más completa de la relación entre los trastornos psiquiátricos y desencadenantes microbianos (Bolton & Robertson, 2016).

Tiene su punto el control parasitario, ahora sobre el tema de que debe ser en Luna llena, y que se tiene que realizar la desparasitación una vez al mes durante un año y de acuerdo con el procedimiento descrito no hay evidencia (más que la de los creadores), que curiosamente son quienes comercializan el MMS y algunos de los demás compuestos.

Hay varias páginas en Facebook que están en contra de éstas prácticas, y que sostienen que KErri Rivera y Andreas Kelkcer dan a creer a los padres que el autismo se causa por "parásitos" que no existen, especialmente el ficticio "Ropeworm" (gusano de cuerda). Cuando parece que los niños excretan estos "Ropeworms" en realidad están perdiendo el revestimiento del intestino debido a enemas de lejía constantes y lavados intestinales de hasta 500/1000 ml de agua varias veces al día. Los niños se ponen muy enfermos, con vómitos, diarrea, fiebre, erupciones, niveles bajos de sodio, y en algunos casos convulsiones. A los padres se les dice que tienen que "celebrar" la fiebre y otros efectos secundarios, ya que es todo desintoxicación e indica que el autismo abandona el cuerpo (aquí la página https://www.facebook.com/StopKerriRiveraCDAutism/posts/725144894284973). 

SOBRE LA DIETA (O PROTOCOLO BIOMEDICO DEL AUTISMO DE KELCKER Y RIVERA)
Sugieren una dieta:
Sin lácteos: lacaseina, se absorbe como un péptido y en el cerebro actúa como derivado morfínico. lo que su consumo afecta a la mucosa y sobreactiva el sistema inmunitario. Al ser un azúcar (lactosa) favorece el desarrollo de hongos y el mantenimiento de parásitos.
Sin gluten: El gluten, al igual que sucede con la caseina, se absorbe como péptido y en el cerebro actúa como un derivado morfínico. Esta es la causa de la enorme adicción que tienen los niños a los derivados del trigo.
sin azúcares.
Sin soja.
sin productos altos en oxalatos, edulcorantes artificiales están prohibidos. Los aspartamos son especialmente negativos. Son excitotoxinas y pueden producir muerte neuronal.

¿QUÉ DICE LA CIENCIA SOBRE LA DIETA COMO CURA DEL AUTISMO?
Sobre la relación de la dieta y el autismo hay muchos estudios, revisiones y metaanálisis, un ligero análisis:
Dieta Gluten-Free/Casein-Free
Esta dieta elimina los alimentos y bebidas que contienen gluten (una proteína que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno) y la caseína (una proteína que se encuentra en la leche y los productos lácteos). La dieta se desarrolló para abordar la hipótesis de que los niños con TEA tienen problemas para descomponer estas proteínas y absorber péptidos relacionados con estos compuestos como resultado de un intestino con fugas o permeable, lo que conduce a malestar físico y síntomas conductuales. Se creía que el intestino permeable permitía la entrada de péptidos basados ​​en gluten y caseína en el sistema circulatorio y luego en el sistema nervioso central, donde se hipotetizó que se unirían a los receptores opioides. Los proponentes de la dieta proponen que el cambio resultante en la química cerebral interfiere con el desarrollo neural, el funcionamiento cognitivo, la atención y el aprendizaje en niños con TEA (Hyman, y otros, 2016).

Muchos niños con TEA son comedores selectivos, rechazando todos menos un puñado de alimentos o restringiéndose a alimentos que tienen una textura particular (por ejemplo, crujiente) o color (por ejemplo, blanco). La eliminación de gluten y caseína de las ya limitadas dietas de los niños podría tener un impacto sustancial en su nutrición (Hyman, y otros, 2016).  

Sin embargo, sabemos que no existen alimentos imprescindibles, pero quien ha tenido que lidiar con una situación así sabe que la introducción de nuevos alimentos es un reto muy complicado y eliminar aquellos que forman parte de su rutina genera crisis importantes; todo se puede intentar y como en cualquier otro caso si se considera importante esta práctica se debe de ser persistente.

En general, los estudios existentes arrojan pruebas no concluyentes sobre la seguridad y la eficacia de la dieta, los datos de la literatura en este campo son muy limitados tanto en cantidad como en calidad. Algunos estudios tienen problemas de diseño que comprometen los resultados:
  
·       *Si el estudio se lleva a cabo a largo plazo por ejemplo 30 semanas, es de esperarse que los niños reciban escolarización y terapia conductual, si no es tomada en cuenta la terapia conductual se estaría minimizando la influencia potencia de los cambios en los tratamientos, es decir: es de esperarse si, o si que en un periodo de 30 semanas un niño de 4 años presente avances o evolución con o sin dieta ya que al igual que cualquier otro niño de 4 años tenderá a crecer y madurar (a diferente escala desde luego), si  en 30 semanas no hay cambios “apaga y vámonos” estariamos hablando de que ninguna de las estrategias implementadas están funcionando y es necesario buscar otras opciones.
·      * El monitoreo nutricional, es muy importante saber que los padres han comprendido perfectamente el tipo de dieta que se está estudiando, y no solo eso, sino que es necesario garantizar que el niño acepte la dieta y haya apego al tratamiento.
·       * Para evaluar la efectividad y la seguridad de la dieta de eliminación de glúten sin caseína, se deben considerar tanto las variables de comportamiento (comunicación verbal y no verbal, estereotipia y comportamiento disruptivo) como biomédicas (por ejemplo, péptidos urinarios, gliadina y anticuerpos endomisiales)
·       * Valoraciones subjetivas, muchos estudios se basan en la percepción de los padres sobre la evolución de los hijos a base de cuenstionarios, lo que se presta a carencia de objetividad motivada por las esperanzas de los padres en busca de una cura, lo que significa riesgo de sesgo en los datos sobre las variables de comportamiento atribuibles a los recuerdos de los padres y otros cuidadores que se distorsionan con el tiempo y que su percepción de los cambios en el comportamiento de los participantes pueden ser influenciados subjetivamente por el hecho de ser incluidos en los ensayos no cegados.
 * La falta de un grupo control y / o definiciones claras de los criterios de inclusión, tamaños de muestra muy pequeños o análisis se basado en individuos aislados o información anecdótica que resultan poco significativas.
·      * Es necesario el cotejo con biomarcadores que ya estén validados como predictores de diagnóstico, de exposición, de efecto o susceptibilidad. En cuanto a biomarcadores para el diagnóstico del autismo, en la actualidad se han descrito imágenes de Resonancia Magnética con el que diseñaron un mapa de los circuitos cerebrales que están alterados en el trastorno del espectro autista (TEA), así como algunos metabolitos (María-Bauset, Zazpe, Mari-Sanzhis, Llopis-González, & Morales-Suárez, 2014).

 En cuanto a los beneficios de la dieta hay varios estudios que arrojan resultados positivos, sin embargo como ya se señaló éstos no pueden representar una sólida evidencia, es preciso recordar que  hoy en día no existe ningún tratamiento científico que cure el autismo, así que es muy importante no crear falsas esperanzas en las familias; de acuerdo con la revisión de Chrocrane del 2008 la investigación ha revelado tasas altas de uso de medicinas complementarias y alternativas (MCA) para los niños con autismo, incluidas las dietas libres de gluten y caseína. Las pruebas actuales para la eficacia de estas dietas son deficientes. Por este motivo, se necesitan ensayos controlados aleatorios de buena calidad a gran escala (Millward, Ferriter, Calver, & Connell-Jones, 2008).

Es también claro que el eliminar gluten y caseína también limita el consumo de alimentos ultraprocesados (galletas, bollería, helados, yogures azucarados, frituras, etc.) así que sería de esperarse que al mejorar la dieta en general el estado de salud mejore como en cualquier otra patología.  Con lo que la recomendación sería que si los padres desean implementar ese tipo de dieta lo hagan ya que resulta inocua y aunque la evidencia no es sólida podría generar algún tipo de mejoras.

Por otro lado se han identificado diversos metabolitos que podrían servir de biomarcadores como:  ácido cítrico (disminuido) y ácido succínico (aumentado), elevaciones en succinato urinario y citrato urinario disminuido, creatinina disminuida, niveles de aspartato y glutamato en la sangre significativamente elevados (West, y otros, 2014), antiguerpos anti-gliadina (Lau, y otros, 2013) por mencionar algunos, sin embargo todos los días se publican artículos sobre el descubrimiento de nuevos biomarcadores y no todos tienen ni validación ni utilidad clínica.

LA RELACIÓN POTENCIAL DEL MICROBIOMA INTESTINAL CON EL TEA
Una posible conexión entre el microbioma intestinal y el TEA también está recibiendo
una atención considerable. Estudios metabólicos de la orina de individuos con TEA han identificado moléculas asociadas con el microbioma como la dimetilamina, ácido hipúrico y fenilacetilglutamina. Se ha observado disminución de los niveles plasmáticos de p-hidroxifenilactato, un metabolito asociado con bifidobacterias y lactobacilos que se sabe que actúa como un antioxidante tanto en la circulación y los tejidos (West, y otros, 2014). Así mismo se ha demostrado que casi todas las Sutterellaceae (Parasutterella genus) y Enterobacteriaceae (por ejemplo, Proteus, Shigella) se encontran en niveles más altos en muestras fecales de niños con TEA  y el contenido de especies de Bifidobacterium disminuido  (las especies de Bifidobacterium
tienen una influencia específica sobre la inmunidad) (Angelis, y otros, 2013).

¿QUÉ HAY DE LAS VACUNAS?
El debate sobre si los trastornos del espectro del autismo son causados por las vacunas comenzó cuando el investigador Andrew Wakefield publicó un estudio en 1998, que ya fue retirado, en The Lancet, el cual vinculaba a la vacuna MMR con el autismo.  En 2010, Wakefield perdió su licencia médica. Y en 2011, The Lancet retiró el estudio luego que una investigación determinara que Wakefield había alterado o falsificado información sobre los 12 niños que fueron la base para la conclusión de su estudio (aquí más información: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/01/12/noticias/1294819509.html)


Trabajos citados

Angelis, M., Piccolo, M., Vannini, L., Siragusa, S., Giacomo, A., Serrazzanetti, D., & Guerzoni, M. (2013). Fecal Microbiota and Metabolome of Children with Autism and Pervasive Developmental Disorder Not Otherwise Specified. PloS One.
Bolton, D., & Robertson, L. (2016). Mental Health Disorders Associated with Foodborne Pathogens. Journal of Food Protection.
Hyman, S., Stewart, P., Foley, J., Cain, U., Peck, R., Morris, D., . . . Smith, T. (2016). The Gluten-Free/Casein-Free Diet: A Double-Blind Challenge Trial in Children with Autism. Journal of Autism and Developmental Disorders.
Lau, N., Green, P., Taylor, A., Hellberg, D., Ajamian, M., Tan, C., . . . Aleadini, A. (2013). Markers of Celiac Disease and Gluten Sensitivity in Children with Autism. PloS One.
María-Bauset, S., Zazpe, I., Mari-Sanzhis, A., Llopis-González, A., & Morales-Suárez, M. (2014). Evidence of the Gluten-Free and Casein-Free Diet in Autism Spectrum Disorders: A Systematic Review. Journal of Child Neurology, 1718-1727.
Millward, C., Ferriter, M., Calver, S., & Connell-Jones, G. (2008). Dietas libres de gluten y caseína para el trastorno del espectro autista. Cochrane Database of Systemic Reviews.
West, P., Amaral, D., Bais, P., Smith, A., Egnash, L., Ross, M., . . . Burrier, R. (2014). Metabolomics as a Tool for Discovery of Biomarkers of Autism Spectrum Disorder in the Blood Plasma of Children. PLoS One.



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