miércoles, 15 de marzo de 2017

Entrevista 6. TECNOLOGÍA DE ALIMENTOS Y NUTRICIÓN

Para tratar el tema de la Tecnología de Alimentos y Desarrollo de Nuevos productos, esta ocasión amablemente la Mtra. Gilda Zacarías nos comparte sus puntos de vista; Gilda es Química en Alimentos, cuenta con una Maestría en Nutrición Humana y actualmente es estudiante de Doctorado en Ciencias Biológicas por la Universidad Autonóma de Querétaro. Además, es Educador en Diabetes por la Federación Mexicana de Diabetes y cuento con 10 años de experiencia en la industria de alimentos en investigación y desarrollo de productos. Ha sido catedrática en la Universidad Anáhuac campus Querétaro y es Directora de la empresa de consultoría “Innutrition Education and Research”.


Nutripobre: La innovación y desarrollo de nuevos productos están relacionadas directamente con la investigación ¿Hay suficiente inversión en México para potenciar la I+D+i en la industria de alimentación y bebidas?
Gilda: Te podría decir que SI, si existe suficiente inversión en México. Y te preguntarás inmediatamente y porque entonces mi proyecto no avanza o porque si hay inversión seguimos teniendo los mismos productos y seguimos altas tasas de enfermedades relacionadas con la mala alimentación.

Para contestar, lo primero que hay que aclarar es que hay dos tipos de inversión la pública y la privada:

La inversión privada es la que hacen las mismas empresas de alimentos, las grandes empresas tienen altos presupuestos en investigación y desarrollo e innovación, distribuidos en activos,  y know-how. Mucha de la investigación que hacen las empresas se hace a  un nivel que los consumidores desconocen, que es el desarrollo de materias primas, aditivos e ingredientes. La investigación se promueve básicamente por el incentivo económico, ya sea para reducir costos o para aumentar ventas.

Por otro lado tenemos la inversión pública, ésta es la que el gobierno, a través de diferentes fondos entrega a emprendedores y empresas con el objetivo de activar la economía y fomentar el desarrollo de empleos. El CONACYT, el INADEM y SAGARPA cada año lanzan convocatorias de todo tipo, hay apoyos (muchos a fondo perdido) desde el emprendedor o pequeño productor hasta empresas grandes. Sin embargo,  estas convocatorias cada día están más demandadas y acceder a estos fondos no es fácil, hay una serie de requisitos a cumplir, que a veces son muy burocráticos. Así que cada día es más complicado tener este tipo de apoyos. Si a esto le sumamos los recortes federales en Ciencia y Tecnología, el resultado que vemos es desigualdad, dinero hay, pero no está en las manos que quisiéramos, o en las áreas que como profesionales de la salud nos gustaría ver.

N: Ideas tenemos todos, proyectos en mente también, sin embargo, no todo lo logramos aterrizar, y aunque a mí me puede parecer genial desarrollar una galleta con harina de chapulín (por decir algo) esta puede no ser bien aceptada, ¿cuáles son los elementos necesarios para la creación o desarrollo de un nuevo producto alimenticio?
G: Tenemos 3 elementos básicos que debemos considerar para un lanzamiento: la viabilidad técnica, la viabilidad comercial y la viabilidad financiera.

La viabilidad técnica es la que nos dice si el producto que queremos hacer se puede fabricar. Aquí hablamos propiamente de la parte tecnológica, ¿es estable?, ¿conserva sus características?, ¿cuál es su vida de anaquel?, ¿es agradable?, ¿podemos lograr las declaraciones de nutrición y salud que queremos?; así como otros elementos como los costos de producción, la maquinaria y recursos humanos necesarios y un gran etcétera que depende del tipo de producto que busquemos.

La viabilidad comercial se refiere al éxito que puede tener el producto en el mercado, aquí debemos considerar el precio de venta, el nicho de mercado, la necesidad que se cubre, las tendencias, estadísticas y otros datos de mercado.

Finalmente esta la parte financiera, y es donde te puedo decir que la mayor parte de los proyectos se vienen abajo, los productos se lanzan sin hacer los números básicos que nos indiquen si la inversión que vamos a hacer se va a recuperar, en cuánto tiempo y a que velocidad.

No solo tenemos ideas, muchas veces también ganas, pero no consideramos que fabricar un producto no es tener una buena idea, sino ejecutar la idea con éxito.

N: Una vez teniendo un producto final, ¿hay posibilidades en el mercado de un buen posicionamiento?
G: Claro, creo que primero que debemos diferenciar entre grandes empresas y emprendedores. Porque los resultados para ambos son muy distintos. En el primer caso ya hay un reconocimiento y posicionamiento de las marcas. Si te hablo de Coca-Cola o Nestlé, tu puedes tener muy claro de quien hablo. Pero si te digo de Productos la Abejita Feliz, pues no tendrás ni idea.  A pesar de esto, el proceso fundamental de éxito es el mismo, y yace en los procesos de marketing y ventas. Y esto se convierte a promoción y seguimiento. Dar a conocer el producto, dejar muestras,  conocer al cliente. Aquí yo recomiendo que si no existe experiencia en ventas, es muy bueno tener a un coach de negocios que te apoye en generar buenas estrategias de venta.

N: Hoy en día contamos con cientos de productos alimenticios más de los que disponían nuestros abuelos con lo que las opciones son muy amplias ¿cómo podríamos seleccionar mejor los alimentos que consumimos y que recomendamos?
G: Como promotores de salud, siempre tenemos que tener en mente que el primer nivel de alimentación debe ser cubierto con alimentos sin procesar o mínimamente procesados, es decir, estos que consumían nuestros abuelos, éstos que uno tiene que lavar, picar y cocinar. Y en un segundo nivel ya podemos empezar a agregar algunos productos que por conveniencia o placer complementan nuestra alimentación. La OPS desarrolló unas guías bastante sencillas de aplicar donde dejan a los alimentos ultraprocesados (los que han agregado azúcar, grasa o sal) para un consumo muy esporádico.

Leer etiquetas y evitar la publicidad engañosa es una tarea súper ardua, incluso para aquellos que nos dedicamos a esto. Yo busco que los alimentos ultraprocesados que llego a consumir sean algo de muy buena calidad nutritiva o en sus ingredientes, evito productos con grasas vegetales, o que contienen muchos aditivos. Y no es que los aditivos sean tóxicos per se, la razón que yo veo es que una materia prima de buena calidad no necesita aditivos, por esto, mientras menos aditivos, mejor calidad de los ingredientes primarios de una fórmula.

Descarto productos que se declaren saludables si tienen azúcar añadida. Incluso hago caso omiso de sus claims y me voy directo a los ingredientes y las tablas nutrimentales, busco alimentos con buena proteína y fibra y baja azúcar.  Pero reitero, a pesar de tratar de hacer buenas elecciones en los procesados, busco que el mayor porcentaje de mi alimentación o de mis clientes se cubra con alimentos sin procesar, y esto es lo que te puede dar mayor seguridad de consumir una dieta adecuada.

N: Últimamente se está extendiendo una “quimiofobia” en los alimentos ¿qué tanto nos debemos preocupar de los químicos como colorantes, estabilizantes, espesantes o conservadores en los alimentos?
G: Definitivamente existe quimiofobia, hay dos aspectos que me preocupan de esto: uno es que la quimiofobia se desarrolla en cierto sector de la población que tiene ventajas económicas con respecto a la población general. La quimiofobia es algo que hace que la alimentación se vuelva elitista, afecta al mercado al sobrevalorar productos que realmente tienen costos de producción bajos.

El otro punto que me preocupa es el grado de desinformación que se viraliza de tal manera que crea hasta pánico respecto a lo que es  la buena alimentación y puede llegar a promover indirectamente trastornos alimentarios.

Ahora, ¿los aditivos son seguros?. En términos generales, lo son. Existen regulaciones internacionales y en México que listan los aditivos permitidos y sus dosis máximas permitidas que se han desarrollado mediante evidencias toxicológica y epidemiológica. No todos los aditivos tienen el mismo grado de toxicidad. Hay evidencia por ejemplo de que algunos colorantes causan hiperactividad, o por ejemplo el tan satanizado glutamato monosódico se ha relacionado con alteraciones metabólicas. Pero si hablamos de una goma xantana, es una resina obtenida de un árbol, que actúa en el cuerpo como fibra y que no tienen ningún daño.

Es todo un tema, así que tenemos que regresar a lo simple, como lo mencioné en la pregunta anterior, si buscamos productos de buena calidad y buen valor nutricional, no tendremos que preocuparnos por los aditivos.eramato mono d: hay que promover una alimentación con alimentos ultraprocesados reducidos, seamos sinceros, si me como una bolsa de cheetos cada dia, el daño no será por el glutamato que traiga sino por la pésima calidad nutricional de éstos. Un producto de calidad tendrá pocos aditivos, si buscamos productos de buena calidad y buen valor nutricional, no tendremos que preocuparnos por los aditivos.

N: Con relación a la pregunta anterior, también ha habido una mayor demanda de productos orgánicos, eco, o bioamigables, en términos nutricionales ¿aportan más beneficios?
G: Lo primero es tener bien claro a que se refiere un producto orgánico. De acuerdo a la FAO, la etiqueta de calidad orgánica se aplica al proceso de producción, y garantiza que el producto se ha creado y elaborado en forma que no perjudique al medio ambiente. La mayoría de los consumidores consumen orgánicos por que creen que son más saludables y no tienen conocimiento de lo que un producto orgánico significa. Algunos estudios han encontrado beneficios nutricionales en los productos orgánicos (como mayor omega 3 en leche orgánica). También hay una hipótesis de que una menor exposición a los pesticidas que están expuestos los cultivos podría tener un beneficio, sin embargo no hay estudios que demuestren beneficios a la salud mediante ensayos clínicos controlados aleatorizados, que sería el estándar de oro para probar la hipótesis que los consumidores tienen.

N: Con el advenimiento de los alimentos funcionales se pasó a pensar en el alimento como una fuente de salud y muchas personas se han vuelto de alguna forma dependientes de este tipo de alimentos ¿qué mensaje debemos dar este tipo de personas que creen que por consumir tal producto sin cuidar su alimentación en general van a “ganar” salud?
G: La alimentación debe verse como un todo. Todo lo que como en un día, todo lo que como en una semana, todo lo que como en un mes. Un producto “funcional” jamás compensará una mala alimentación. Las frutas, verduras, leguminosas, granos y semillas tienen muchas propiedades nutricionales y de salud. México es un país de gran biodiversidad y esto nos ayuda a tener una alimentación con una gran variedad de alimentos y así aprovechemos todas sus propiedades (además de sus nutrientes). No necesitamos moringa, espirulina, kale, blueberries, etc. En México tenemos nopal, jitomate, garambullos y más. Esta mercadotecnia, como la de quimiofobia está denostando una gran variedad de productos económicos, funcionales y deliciosos que incluidos en el marco de una dieta saludable nos aportan grandes beneficios a costos asequibles.

N: Ahora contamos también con alimentos adaptados: libres de lactosa, libres de gluten, altos en proteínas, que por lo general van dirigidos a un público específico ¿son realmente necesarios?
G: Los productos libres de lactosa son necesarios para un intolerante a la lactosa. Los productos libres de gluten son necesarios para un celíaco o intolerante al gluten. Desafortunadamente se ha creado un mensaje de que esos componentes son malos o no deben consumirse por la población general. También encontramos los productos “light”, que es un concepto que no está en nuestra legislación y puede significar muchas cosas, asimismo, puede ser entendido de manera diferente por el consumidor. Con todo este marketing, tenemos a consumidores muy confundidos y desafortunadamente su principal fuente de información son los vendedores de estos productos. Considero que lo que debemos fortalecer es la educación nutricional al público general, de forma que éste pueda tomar decisiones informadas.

N: En el caso específico de la leche, hay muchos mensajes erróneos que circulan por la red, que si la leche UHT es agua con azúcar, que si “pierde sus nutrientes”, que no debería ser consumida por los seres humanos… y a veces cuesta mucho trabajo mantener una postura neutral pero informada sobre el consumo de leche ¿qué recomendación darías a los nutriólogos para fundamentar una postura?
G: Sin duda, la leche es uno de los alimentos más polémicos. Cuando se habla de alimentos procesados o industrializados lo primero en que se piensa es calificarlos inmediatamente como malos, cuando no necesariamente es así. La leche “industrializada” es aquella que se recibe directamente de los productores, al llegar a la planta debe llevar obligatoriamente un procesamiento térmico –para eliminar bacterias patógenas- , que puede ser pasteurización o ultrapasteurización (UHT) y un proceso de homogeneización que consiste en emulsionar la grasa de la leche rompiendo las partículas de grasas en burbujas muy pequeñas, para que ésta no se separe – como lo observamos en la leche bronca-. Finalmente se empaca y se distribuye. La leche no se adiciona ni agua ni azúcares ni otros ingredientes (cuando es así se etiquetan como productos lácteos y tienen otra clasificación y regulación). Todo los procesos son normados y vigilados, además las empresas grandes ya cuentan con sistemas de calidad e inocuidad muy robustos, a diferencia de lo que quizá podríamos ver hace unos 20 o 30 años.

La postura científica actual en torno a la leche y a la salud, es una postura intermedia. Es decir, la leche no se considera un alimento indispensable, pues sus nutrientes se pueden consumir en otros alimentos de la dieta. Pero tampoco, en sus porciones adecuadas, causa daños y si se considera una forma muy asequible de varios nutrimentos. Así que para los pacientes es importante personalizar la dieta atendiendo no solo a su estado de salud sino a sus creencias, religión e ideología.

N: ¿Crees que en la industria alimentaria hay cabida para los nutriólogos? ¿en qué área, y haciendo qué cosas?
G: Creo que debería haber más de la que hay en la práctica. Realmente hay poco campo por las necesidades que existen en una industria alimenticia, que son mejor cubiertas por un químico o ingeniero en alimentos, ya que su formación está directamente relacionada a un trabajo industrial. Sin embargo, con las necesidades actuales de alimentación, hay muchas áreas de oportunidad en el área de innovación y desarrollo de productos. Es urgente la reformulación y oferta de otras opciones de alimentos que contribuyan de manera más positiva a la salud de nuestra población. Y aunque un ingeniero en alimentos tenga nociones de nutrición  (muy básicas) un nutriólogo realmente podría contribuir  de mayor manera en el diseño de productos con enfoque a la salud.  Sucede que así como la población está poco informada, en la industria hay poca consciencia de esta necesidad. Aun así hay empresas grandes que tienen buena inversión y tienen departamentos serios de investigación que si incluyen nutriólogos como vacantes fijas en sus plantas. Si es un tema de interés para un nutriólogo siempre pueden empezar una formación en esta área como practicantes o becarios de forma que se empiecen a familiarizar con el tema industrial.

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